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Antes de empezar la temporada fuerte de ensaladas frías, aprovechamos los últimos días de frio no excesivo calor para consumir proteínas vegetales en forma de cocidos y caldos con legumbres. Este es un clásico en casa: Un especiado cuscús vegetariano.
- Ingredientes:
- 1 cebolla grande.
- 4 dientes de ajo.
- 2 zanahorias grandes.
- 2 patatas.
- 350g de garbanzos.
- 2 tomates medianos.
- 380g de cuscús.
- 300g de calabaza.
- Jengibre fresco y 1/2 vara de canela en rama.
- Perejil y cilantro.
- Sal, pimienta y aceite.
La noche antes, se ponen los garbanzos en remojo (al menos 12 horas).
Se pican muy finas las cebollas y los ajos y se sofríen en una olla. Se añaden el cilantro y el perejil también picados y se saltean. Se añaden las especias y las zanahorias y cuando estas empiecen a dorarse se añaden dos litros de agua (hirviendo), los garbanzos y las patatas y la calabaza partidas en trozos irregulares. Salpimentamos, llevamos a ebullición y una vez rompa a hervir dejamos a fuego medio durante hora y media (Durante la primera media hora tendremos que desespumar el caldo).
Finalizada la cocción podemos servir el caldo y las hortalizas con el cuscú,s que prepararemos en una olla añadiéndole la misma cantidad de agua hirviendo que de sémola junto con un poco de sal y aceite y que cubriremos con su tapa hasta que el grano absorba el agua (al servir, podemos añadir un poco más de aceite para aderezar).
Día invernal, frío, de esos en los que sólo apetece una sencilla y deliciosa sopa bien caliente acompañada por buen pan para entonar el cuerpo. Esta que os traigo hoy está adaptada de la sopa de tomate y pesto del libro The Naked Chef de Jamie Oliver y cumple de sobra esos requisitos.
Ayer, sábado de mercado, aproveché la visita a nuestro verdulero Joaquín para hacerme con unos tomates bien hermosos, bastante maduros, muy aromáticos y desde que los tuve en mis manos supe tenía que hacer una sopa con ellos. Ya en casa, después de hojear un buen rato La cuchara de plata y algún libro más de recetas, me decidí por esta receta de Jamie Oliver porque la idea del pesto sobre la sopa, me parecía apetecible incluso antes de comenzar a cocinar.
Respecto a las modificaciones sobre la receta original principalmente se resumen en la sustitución de uno de los ingredientes (pimientos rojos por pimientos del piquillo, todo un acierto) y en la no eliminación de las pepitas del tomate contraviniendo la recomendación de Oliver. A mi, personalmente, no me hace mucha gracia desperdiciar ingredientes porque si y además, en el caso de las pepitas del tomate y la pulpa que los rodea, creo que son una auténtica delicia.
Sin más, la receta de sopa de tomate con pesto de albahaca.
- Ingredientes:
- 1kg de tomates maduros.
- 200g de pimientos de piquillo asados.
- 1 taza de caldo de verduras.
- 3 dientes de ajo.
- 1 c/s de vinagre blanco.
- 1 punta de cuchillo de ají picado (o guindilla).
- Aceite de oliva, sal y pimienta.
- Opcionalmente, 1 c/s de azúcar moreno (para corregir acidez si fuera necesario).
- Para el pesto, unas hojas de albahaca fresca, aceite y sal.
- Preparación:
Escaldamos los tomates, los pelamos y los cortamos a daditos. Mientras tanto, en una olla salteamos los ajos, el ají y los pimientos cortados previamente en trozos pequeños. Sofritos los pimientos (removiendo de vez en cuando para evitar que se peguen o quemen) añadimos los tomates, tapamos la olla y dejamos hervir unos cinco minutos.
Añadimos la cucharada de vinagre y la taza de caldo, salpimentamos (si al probarla la notamos demasiado ácida, podemos corregirlo con un poco de azúcar moreno durante la cocción final) y comenzamos a hervir la sopa a fuego lento durante unos veinte minutos removiendo de vez en cuando para ir deshaciendo los tomates. Transcurrido ese tiempo, pasamos por el chino (o pasapuré) los trozos que pudieran quedar de carne de tomate o pimientos y continuamos la cocción a fuego medio durante otros quince o veinte minutos hasta obtener la consistencia deseada.
Antes de servir los platos, añadiremos unas cucharaditas de pesto sobre la sopa a modo de decoración. Este peso, que habremos preparado machacando en un mortero unas cuantas hojas de albahaca fresca con un poco de sal y suficiente aceite de oliva, añade un contraste de sabor y textura con la propia sopa mejorando un plato ya de por si sabroso.
Uno de los blogs que sigo con más fruición (el ¿Te quedas a cenar? de Ibán Yarza) me dejó el viernes con ganas de un buen plato de sopa eslava. Pero ese blog tiene un "problema" y es que en él se habla de lugares, gentes y comidas pero no hay recetas. Así que ayer, antes de irme a la verdulería de los Hermanos Gandullo a buscar remolacha, tuve que realizar un poco de investigación para encontrar una receta que me convenciera.
Y no fue fácil porque el borsch, aunque originario de ucrania y partiendo de la remolacha como denominador común, tiene múltiples variaciones según la zona donde se prepare. Finalmente me decidí por una versión vegetariana (quizás no demasiado ortodoxa ya que sofríe los vegetales) preparada con patata, cebolla y crema agria.
Y no fue fácil porque el borsch, aunque originario de ucrania y partiendo de la remolacha como denominador común, tiene múltiples variaciones según la zona donde se prepare. Finalmente me decidí por una versión vegetariana (quizás no demasiado ortodoxa ya que sofríe los vegetales) preparada con patata, cebolla y crema agria.
El resultado final ha sido muy bueno: Una sopa muy sabrosa, contundente (ideal para un día de frío como el de hoy) y el único pero que puedo ponerle al plato es que las remolachas no estaban suficientemente maduras y no han dado al caldo el color púrpura característico de esta sopa.
Antes de dejaros con la receta y aunque ya lo hice en privado, aprovecho ahora para agradecer públicamente a L'Exquisit la recomendación que hizo la semana pasada de este blog. Gracias Sonia. Como ya te dije, me ha hecho muchísima ilusión.
- Ingredientes.
- 1 manojo de remolacha (aprox. 750 g.)
- 1 litro de caldo.
- 1 patata grande.
- 100 ml. de tomate triturado.
- 1 cebolla.
- 3 zanahorias.
- 1 pimiento.
- 100 ml. de crema agria (o queso fresco batido).
- 1 cucharada de vinagre de vino.
- Aceite, sal, pimienta y guindilla.
Picamos cebolla, zanahorias y pimiento y sofreimos en una olla a fuego lento. Doramos las verduras ligeramente y añadimos la patata cortada en mirepoix para continuar el sofrito. Cuando la patata comience a pocharse, retiramos parte del aceite (para que no resulte demasiado grasa) añadimos el tomate triturado, removemos bien y dejamos sofreir todos los ingredientes durante unos diez minutos más.
Pasado este tiempo, agregamos el caldo y subimos el fuego para comenzar la cocción. Cuando las patatas estén bien cocidas, las pasamos junto con el resto del sofrito por un pasapuré y la incorporamos de nuevo a la olla para ir espesando la sopa. Salpimentamos al gusto y añadimos un poco de guindilla picante.
Removemos y añadimos las remolachas que habremos pelado y cortado en trozos grandes junto con una cucharada de vinagre. Bajamos el fuego y dejamos cociendo hasta que la remolacha esté bien tierna (aproximadamente una hora). Transcurrido ese tiempo, corregimos la sal si es necesario.
Para servir, llevamos a un plato la cantidad deseada de borsch y añadimos un par de cucharadas de crema agria o de queso fresco batido con un toque de limón o vinagre. El contraste del sabor agrio con el dulce de la remolacha y el salado de la sopa es delicioso.
Si es que no hay mejor manera de empezar el año nuevo que con un buen cuenco de sopa bien calentita, ¿verdad?. Pues para los que seais de esa opinión, os dejo con nuestro arranque de la comida de año nuevo, una sopa de repollo (o sopa de col, como más os guste) para reanimar a los convalecientes de la última juerga del 2011.
- Ingredientes (Sopa para 8 personas).
- 1/2 repollo (o col).
- 3 puerros.
- 2 pimientos de freir.
- 3 dientes de ajo.
- 2 rebanadas de pan.
- 1 vaso de vino blanco.
- 1 litro y medio de agua.
- 1 cucharada de salsa de soja (*).
- Aceite, sal y pimienta.
Freimos en aceite de oliva las rebanadas de pan con dos dientes de ajo laminados y, cuando estén bien fritas, las pasamos por el mortero, salpimentamos y reservamos.
Mientras se frien las tostadas, vamos cortando en juliana los pimientos, los puerros y el diente de ajo restante y sofreimos en la olla donde vamos a preparar la sopa. Cuando el sofrito esté a punto, añadimos el repollo que habremos cortado también en una juliana. Aprovechamos este momento para calentar el agua que después añadiremos a la preparación.
Una vez pochado el repollo, añadimos el vaso de vino blanco y subimos el fuego para reducirlo. Hecha la reducción, añadimos el pan frito, la salsa de soja y el agua hirviendo y dejamos que se cocine durante al menos unas dos horas a fuego lento. Después de la primera hora, aprovecharemos para corregir la sal antes de que termine la cocción.
(*) Yo soy adicto a la de kikkoman. Está a años luz del resto de marcas que se pueden encontrar en España.
Hoy es uno de esos días invernales que amanecen cubiertos y grises y en los que el cuerpo pide cuchara, así que bien tempranito me he puesto manos a la obra con esta sopa de coliflor. Una sencilla receta que he improvisado (seguramente con algunos detalles se podrá mejorar) y que sólo requiere un poco de tiempo y cariño.
- Ingredientes.
- 1 coliflor.
- 1 cebolla.
- 1 pimiento verde.
- 1/2 pimiento rojo (de asar).
- 2 dientes de ajo.
- 1 litro de agua.
- 1 vaso de vino blanco.
- Aceite.
- Cebollino y unas hebras de azafrán.
- Sal y pimienta.
Cortamos pimientos, cebolla y ajos en brunoise. En una olla alta, preparamos un sofrito con el pimiento y el ajo y, cuando empiecen a pocharse, añadimos la cebolla y salpimentamos. Cuando el sofrito esté en su punto, añadimos la coliflor lavada y troceada en pequeñas ramitas y salteamos. Una vez que empiece a dorarse, subimos el fuego y agregamos el vino blanco y dejamos que se evapore ligeramente el alcohol.
En paralelo a esta preparación hervimos el agua y, cuando se haya evaporado el alcohol, lo vertemos en la olla donde, una vez tapada y con el fuego muy bajo, comenzaremos a hervir la coliflor.
Transcurridos veinte minutos de la cocción, añadimos la pimienta, corregimos la sal y agregamos el cebollino picado y las hebras de azafrán. Así continuaremos la cocción durante 40 minutos más hasta completar una hora completa de cocción.
Para servirlo, podemos usar cuencos de sopa a los que añadiremos un poco de cebollino fresco troceado y que acompañaremos de pan de centeno.
- Ingredientes:
- 2 cebollas grandes
- 30 g de mantequilla
- 3 cucharadas de harina
- 1 litro de caldo vegetal
- Medio vaso de vino blanco
- 4 rodajas de pan
- Queso rallado
- Aceite de oliva, sal y pimienta.
- Preparación:
Derretimos la mantequilla en una sartén con una cucharada de aceite y añadimos las cebollas cortadas en rodajas muy finas hasta dorarlas.
Añadimos la harina y removemos hasta tostarla con mucho cuidado de no quemarla y, cuando tenga color, añadimos el caldo que habremos hervido previamente.
Una vez la mezcla vuelva a hervir, añadimos el vino, llevamos de nuevo a ebullición y salpimentamos.
Cocinamos hasta que espese (20-25 minutos) y, mientras lo hace, tostamos ligeramente el pan y precalentamos el horno a 175º.
Una vez cocinada la sopa, servimos el tazones de barro o de cristal tipo pyrex, ponemos rodajas de pan en la superficie, la cubrimos de queso y gratinamos.
Cuando el queso esté dorado, retiramos del horno y servimos.