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El no tener horno, limita seriamente a la hora de cocinar. Y eso es un problema si la mayoría de tus comidas favoritas sólo pueden prepararse usándolo: Pizza, lasaña, pastel de carne, pollo asado y por supuesto ¡pan!. Afortunadamente, hay formas alternativas de preparar alguno de estos platos y hoy os traigo una receta para hacer pizza en sartén.
Haciendo una búsqueda rápida por internet, veréis que la adaptación de la receta pasa por cocinar la pizza tapada (para maximizar y hacer más uniforme el calor) y que los ingredientes de la pizza estén ya cocinados o, al menos, calientes al ponerlos en la masa. También hay dos variantes más: Hay quien la cocina con levadura panadera y quien la prepara con levadura química tipo Royal y quien monta la pizza completa y la cocina de una vez y quien la prepara "vuelta y vuelta".
Por su sabor, a mi me convence mucho más la opción de levadura de panadería y, sin duda, la textura gana muchos enteros si se "hornea" en la sartén una de las caras antes de ponerle los ingredientes y terminar su "horneado". El no hacerlo así, dificulta que la cara que están en contacto con el tomate y los ingredientes húmedos se cocine adecuadamente y quedará cocida (puede que cruda) en vez de tostada.
Ingredientes para una pizza individual:
Base
- 80g de harina
- 20g de semolina (es por mejorar la textura, aunque puede sustituirse por 20g de harina normal)
- 60g de agua
- 1/2 cucharilla rasa de levadura seca de panadería (1/8 de cubo de levadura fresca).
- 1 pizca de sal
Cobertura
- Tomate frito (si fuésemos a hornear, usaríamos passata de tomate)
- Queso adecuado para hornear (La mozzarella fresca queda descartada porque el agua impediría el correcto tostado de la base)
- Ingredientes pizzeros favoritos: Jamón, pepperoni, verduras...
- Orégano
Preparación:
Además, añadiremos los ingredientes al gusto: Pepperoni, rúcula y parmesano, corazones de alcachofa, mezcla de verduras en juliana, aceitunas negras...
Preparación de la masa:
Disolvemos la levadura en el agua y añadimos la harina y la semolina. Mezclamos hasta hacer desaparecer los grumos y amasamos. Cubrimos con film plástico y dejamos fermentar al menos durante una hora (mejor un par de horas, porque nos interesa una masa floja).
Una vez lista la masa, extendemos hasta dar la forma usando un poco más de semolina (o harina).
Preparación de la pizza:
Tapamos la sartén y la ponemos al fuego máximo hasta calentarla. Una vez caliente, extendemos un poco de aceite por la superficie y ponemos la pizza. Calentamos así durante cinco minutos a fuego medio-alto (70%). Aprovechamos este tiempo para calentar el tomate (y preparar los ingredientes que necesiten cocción previa: Saltear alcachofas, verduras...) y una vez transcurridos los cinco minutos, le damos la vuelta a la pizza y le ponemos el tomate, los ingredientes y el queso. Volvemos a tapar y cocinamos otros cinco minutos.
Combinar la receta de patatas salteadas con ajo y limón de Jamie Oliver y la receta definitiva para hacer pizza en casa sólo puede dar como resultado una pizza rotunda y espectacular.
Masa para pizza, salsa de tomate, mozzarella, patatas salteadas (con ajo, cáscara de limón, romero y mantequilla) y parmesano. ¿Qué más se puede pedir?
P.S. La receta completa de las patatas salteadas al estilo de Jamie Oliver podéis encontrarla fantásticamente explicada en la página El delantal rojo cereza. ;)
Una nueva favorita llena de sabor y contrastes: La pizza de rúcula y parmesano. Por un lado el sabor amargo de la rúcula y su textura crujiente (se añade cruda tras hornear la pizza) y por otro el de lascas de parmesano con su sabor recio y ligeramente picante.
- Preparación:
Partimos de la receta para hacer pizza artesana en casa, añadimos mozzarella fresca loncheada y orégano y horneamos a 250ºC. Cuando la base de la pizza presente las características "manchas de leopardo", sacamos del horno y añadimos la rúcula y las lascas de parmesano.
Otro pizzabado perfecto: Pizza Margherita y una König Ludwig Weissbier (afrutada y turbia, muy en la línea de la Hofbräu München Hefe Weizen).
P.S. Aunque con la receta de pizza artesana que os he recomendado no es necesario amasar, hoy he descubierto que si un par de horas antes del horneado se amasa suavemente, se hacen las bolas con antelación y finalmente se estiran a mano y no con rodillo, la pizza gana muchos enteros.
Con parte de la masa para pizza que tenía preparada, unas aceitunas negras, unos tomates cherry, tomillo y aceite de oliva virgen extra he aviado una focaccia rápida para ir matando el hambre hasta la hora del almuerzo.
Ingredientes para un pizzábado.
- Salsa de tomate receta de Jamie Olivier.
- Picadillo de ternera al tomillo.
- La receta de pizza artesana definitiva.
- Cerveza Pilsner Urquell.
Y el motivo es que, entre esta pizza y las que hasta ahora preparaba en casa (inspirada en la de Jamie Oliver), hay dos diferencias principales: En primer lugar se sustituye una quinta parte de harina por sémola fina de trigo. Este cambio en los ingredientes hace que la pizza obtenga una textura muy elástica y que, por otra parte, el tacto final de la misma, una vez horneada, tenga cierta "terrosidad" en la superficie. No puedo explicarlo mejor que así pero si pienso en las mejores pizzas que he comido por ahí, su tacto no era suave, no tenía aspecto de pan sino ese aspecto que sólo se describir como terroso aunque tierno y para nada seco sino perfectamente hidratado.
En segundo lugar, la masa necesita unas cuantas horas de fermentado antes de poder ser consumida. La receta original dice un día completo aunque yo he probado con tiempos más cortos (unas seis horas) y el resultado es impecable. Esto nos da margen si organizamos el menú pizzero con unos días de antelación pero supone un problema si se nos antoja una pizza media hora antes de la cena.
Dicho lo dicho, os recomiendo que os organicéis con el tiempo suficiente y hagáis una prueba. Esta pizza es la definitiva.
Ingredientes (para dos pizzas medianas):
Mezclamos los ingredientes:
Verter en un bol la harina y la sémola de trigo. Calentar el agua sin que llegue a hervir y deshacer en ella la sal, el azúcar y la levadura. Vertemos el agua en la harina, añadimos el aceite y con una cuchara comenzamos a mezclar los ingredientes hasta que formen una masa homogénea.
Dejamos reposar la masa:
- 400g de harina + 2 ó 3 cucharadas para el amasado final.
- 100g de sémola de trigo.
- 300g de agua.
- 2 cucharadas de aceite de oliva.
- 1 cucharada de sal.
- 10g de levadura fresca (5g si vamos a dejar fermentar doce horas o más)
- 1 cucharada rasa de azúcar moreno.
Mezclamos los ingredientes:
Verter en un bol la harina y la sémola de trigo. Calentar el agua sin que llegue a hervir y deshacer en ella la sal, el azúcar y la levadura. Vertemos el agua en la harina, añadimos el aceite y con una cuchara comenzamos a mezclar los ingredientes hasta que formen una masa homogénea.
Dejamos reposar la masa:
Cubrimos con film plástico y un paño y durante una hora dejamos leudar la masa.
Transcurrido este tiempo, llevamos a la nevera y conservamos allí hasta una hora antes de hacer las pizzas.
Preparación de las pizzas:
Una hora antes de hornear las pizzas, sacamos la masa de la nevera para que se atempere y, mientras tanto, podemos ir precalentando el horno. Es importante que el horno esté funcionando a máxima potencia para conseguir el mejor resultado y yo, para aquellos que dispongan de ella, recomiendo usar la piedra para hornear porque así conseguiremos que el fondo de la pizza tenga ese tostado con "manchas de leopardo" tan característico. Si no disponéis de ella, se recomienda dejar la bandeja del horno en el suelo del mismo y hornear así. En ambos casos, el tiempo de horneado es corto (entre tres y cinco minutos dependiendo de cuanto caliente nuestro horno) y la señal de que la pizza está a punto son las citadas manchas en la base que indican que se está tostando y ya está en su punto.
Una vez que la masa esté a temperatura ambiente, pasamos al formado de las pizzas: Separamos la masa en bollos (tres para hacer pizzas pequeñas o dos para las pizzas medianas) y con un rodillo le damos forma sobre la mesa enharinada (veréis que es muy elástica y es sencillo trabajar esta masa) la cubrimos ligeramente con tomate frito casero y los ingredientes que más nos gusten y ¡al horno!.
En cuanto a los sabores...
Para gustos los colores y las pizzas. Si aceptáis la sugerencia, en casa nuestras favoritas son la pizza de mozzarella fresca con anchoas y orégano y la pizza margarita de provolone y albahaca recién cortada. Auténticas deliciosidades.
Transcurrido este tiempo, llevamos a la nevera y conservamos allí hasta una hora antes de hacer las pizzas.
Preparación de las pizzas:
Una hora antes de hornear las pizzas, sacamos la masa de la nevera para que se atempere y, mientras tanto, podemos ir precalentando el horno. Es importante que el horno esté funcionando a máxima potencia para conseguir el mejor resultado y yo, para aquellos que dispongan de ella, recomiendo usar la piedra para hornear porque así conseguiremos que el fondo de la pizza tenga ese tostado con "manchas de leopardo" tan característico. Si no disponéis de ella, se recomienda dejar la bandeja del horno en el suelo del mismo y hornear así. En ambos casos, el tiempo de horneado es corto (entre tres y cinco minutos dependiendo de cuanto caliente nuestro horno) y la señal de que la pizza está a punto son las citadas manchas en la base que indican que se está tostando y ya está en su punto.
Una vez que la masa esté a temperatura ambiente, pasamos al formado de las pizzas: Separamos la masa en bollos (tres para hacer pizzas pequeñas o dos para las pizzas medianas) y con un rodillo le damos forma sobre la mesa enharinada (veréis que es muy elástica y es sencillo trabajar esta masa) la cubrimos ligeramente con tomate frito casero y los ingredientes que más nos gusten y ¡al horno!.
En cuanto a los sabores...
Para gustos los colores y las pizzas. Si aceptáis la sugerencia, en casa nuestras favoritas son la pizza de mozzarella fresca con anchoas y orégano y la pizza margarita de provolone y albahaca recién cortada. Auténticas deliciosidades.