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Originalmente iba a preparar una fuente de coliflor gratinada pero con un ligero sofrito de tomate (sin llegar a salsa de tomate), zanahorias al horno y un poco de pasta fresca se ha convertido en una espectacular lasaña vegetariana de coliflor y zanahorias.
Uno de esos domingos en los que se intenta aprovechar el horno al máximo y se alterna la preparación de distintos platos para el menú semanal, ha dado como resultado (además de un lomo al tomillo con aceitunas negras y las verduras para una escalibada) esta lasaña, no precisamente ligera, aunque muy sabrosa.
La receta está basada en la de la Lasaña de verduras de Arguiñano aunque con alguna variación en los ingredientes para poder cocinarla con pasta fresca no cocida previamente.
- 1/2 coliflor.
- 4 zanahorias.
- 3 tomates maduros.
- 2 dientes de ajo.
- 3 vasos de leche (2 para relleno + 1 para bechamel).
- 200 ml de nata
- 300g de mozzarella
- Queso para gratinar
- 2 c/s harina (bechamel).
- Sal, aceite, pimienta y nuez moscada.
- Para la pasta fresca: Un huevo, harina, sal y pimienta.
- Preparación.
En primer lugar, preparamos la masa de la pasta fresca para las láminas de lasaña y la dejamos enfriar en la nevera para que se desarrolle el gluten antes de cortar y dar forma.
Picamos la coliflor y las zanahorias y las horneamos durante una media hora a 175ºC en el horno con sal y aceite. Mientras tanto, doramos unos ajos laminados en una sartén grande y añadimos los tomates troceados para sofreírlos (añadiendo a mitad del proceso un chorrito de vinagre). Bajamos el fuego para que no se nos consuman antes de tener lista la coliflor y las zanahorias.
Cuando la coliflor esté lista, subimos el fuego del tomate, la añadimos junto con las zanahorias y salteamos. Cuando comience a caramelizar la zanahoria y antes de que se reduzca completamente el agua de los tomates, añadimos la nata, los dos vasos de leche llevamos a ebullición, salpimentamos y cocinamos sin llegar a reducir (necesitamos líquido para que la pasta se cocine en el horno).
Mientras la crema con la coliflor coge el punto necesario, preparamos la pasta (en láminas de un tamaño adecuado para el molde donde vayamos a hornear) y la bechamel al gusto.
Para montar la lasaña, alternaremos capas de pasta, crema de coliflor, mozzarella y repetiremos dejando para el final la cobertura de bechamel y queso para el gratinado (conviene que cubramos el fondo del recipiente con un poco de crema para evitar que la primera capa de pasta se pegue al fondo).
Horneamos durante unos 45 minutos a 175ºC.
Aunque la lasaña es uno de mis platos favoritos y en casa la preparamos con relativa frecuencia (bien con ragú napolitano de ternera o ragú boloñesa) hasta hoy no se había asomado por deliciosidades.
Y si aun no había aparecido por aquí es porque no acaba de conseguir una versión tan fotogénica como sabrosa. Pero hoy, por fin, he conseguido una lasaña que, fotográficamente hablando, no desmerece el sabor de la misma. Y me alegro de que haya sido esta por varios motivos. El más importante quizás es que esta lasaña, después de haberle dado vueltas a la idea durante mucho tiempo, está hecha con pasta casera fresca.
Obviamente, el hacerla así requiere de más tiempo en la cocina y de cierta planificación ya que en paralelo con la preparación del ragú napolitano de ternera y la salsa de tomate hay que amasar, enfriar, estirar y cortar la pasta.
Os dejo con la receta y, como siempre, espero que os guste.
- Ingredientes:
- Para la pasta fresca:
- 2 huevos.
- 1,5 tazas de harina (aprox.)
- 1 cucharada de aceite.
- Sal y pimienta.
- Para la salsa de tomate:
- 800 g de tomates maduros.
- 2 dientes de ajo.
- Albahaca y tomillo.
- 1 cucharada de vinagre.
- Aceite, sal y pimienta.
- Para el ragú de ternera:
- 500g de carne de aguja ternera.
- 100g de champiñones frescos laminados.
- 1 vaso de vino tinto.
- 1/2 cebolla.
- 2 zanahorias medianas.
- 2 dientes de ajo.
- Aceite, sal y pimienta.
- 1 bola de mozzarella fresca.
- Bechamel.
- Queso Emmental para gratinar.
En primer lugar es necesario preparar la pasta fresca para enfriarla en la nevera y que así sea mas fácil cortarla y preparar las placas necesarias para la lasaña. Aquí sólo tenéis que seguir la receta de pasta casera de huevo pero reservándola ya que, como vamos a hornearla con suficiente salsa de tomate, no será necesario cocerla previamente. De cualquiera manera, aunque con la pasta fresca la lasaña gana muchos enteros, se puede preparar con una pasta seca de calidad y obtendremos un resultado delicioso.
Para el ragú, salteamos ajos y cebollas picados y después añadimos la zanahoria también picada. Cuando empiece a ablandarse, añadimos la carne y los champiñones, sofreímos a fuego fuerte y cuando estén dorados, bajamos el fuego agregamos el vino y lo dejamos consumir lentamente.
La salsa de tomate de Jamie Oliver es sencilla y podéis ver la preparación básica en este video.
Mientras termina la cocción del ragú y la salsa de tomate, podemos cortar la mozzarella en rodajas, precalentar el horno a 200ºC y comenzar la bechamel. A mi me gusta la receta de La cuchara de plata, pero ahí cada maestrillo tiene su librillo, así que dejo la preparación a vuestra elección.
Listos todos los ingredientes, montamos la lasaña en el recipiente en el que la llevaremos al horno. Lo más aconsejable es comenzar por una pequeña capa de tomate (que permita despegarla después y proporcione líquido a la pasta para su cocción) y a partir de ahí iremos completado siguiendo un patrón de: tomate, pasta, relleno y mozzarella hasta llegar a la cobertura de bechamel y queso emmental para gratinarla.
Finalmente, horneamos durante unos treinta minutos a 200ºC.
Fin de semana de muchos platos nuevos. Tantos tenía en la cabeza, que alguno se ha quedado en el tintero para la semana que viene (no voy a desvelar más pero adelanto que es una especialidad sueca). Para que os hagáis una idea: La comida del sábado fue sashimi de trucha, la cena pizzas caseras y para la comida de hoy, wok de pasta.
Respecto a la receta que os dejo hoy (mañana con más tiempo quizás suba la de la pizza casera) en vez de fideos para noodles pueden usarse (siempre que respetemos los tiempos de cocción) tallarines o espaguetis normales y corrientes y, en vez del wok, una sartén grande y con poco fondo.
- Ingredientes.
- 6 puerros frescos pequeños (aprovechando que están de temporada).
- 1 pimiento verde grande.
- 100 g. de calabaza.
- Un puñado de pistachos.
- Un puñado de dátiles.
- Cuatro cucharadas de salsa de soja.
- 150 g. de fideos para noodles (o el equivalente en otra pasta).
- Un poco de aceite de girasol.
- Sal.
- Preparación.
Lavamos bien los puerros y nos quedamos con la parte blanca desechando las hojas verdes (se pueden guardar para un caldo vegetal). Los cortamos en juliana y lo mismo hacemos con el pimiento. Para la calabaza, desechamos la cáscara y nos quedamos sólo con la pulpa, que haremos dados no demasiado pequeños.
Mientras, en el wok iremos calentando el aceite de girasol. Cuando esté a temperatura de sofreir, añadimos pimiento y puerros. A la vez que vamos haciendo el sofrito, ponemos una olla de agua a hervir (para los noodles) y vamos pelando los pistachos.
Cuando los pimientos empiecen a ponerse tiernos, añadimos la calabaza y un poco más tarde, los pistachos.
Los noodles necesitan poco tiempo de cocción (unos cuatro minutos). Si usamos otro tipo de pasta, tendremos que tener en cuenta este tiempo para tenerlos listos cuando el sofrito esté en su punto. Llegado ese momento, separamos un vaso del agua de hervir antes de escurrir los fideos y en ese mismo vaso de agua disolvemos la salsa de soja.
Añadimos los fideos ya escurridos al wok donde estamos preparado en sofrito y el vaso de la disolución de soja. Una vez bien mezclado y rectificado de sal, añadimos los dátiles y ya está listo para servir.
- Ingredientes.
Para la pasta del ravioli:
Seguir la receta básica de pasta casera de huevo.
Para el relleno:
500 g. de setas.
200 g. de jamón de paleta ibérica.
75 g. de queso de cabra (o parmesano).
2 dientes de ajo.
Aceite, sal, pimienta y albahaca.
Para la salsa de tomate:
250 g. de costillas de cerdo ibérico.
400 g. de tomate frito.
1 pimiento verde para freir grande.
1 cebolla mediana.
Sal, pimienta, aceite y ají (guindilla o cayena).
- Preparación.
Salsa de tomate:
En primer lugar, asar las costillas (yo en realidad lo que hago es reservar en el congelador parte de las que preparo cuando hago barbacoa porque el ahumado de la leña le da un punto muy interesante a la salsa). En una sartén con bastante fondo, preparar un sofrito de pimiento y cebolla y cuando esté la cebolla cristalina, añadir las costillas para que coja el aroma y después el tomate frito con un poco de pimienta negra y ají al gusto. Dejar a fuego lento hasta que consigamos una reducción parcial del tomate y que las costillas hayan dejado su aroma en el mismo.
Pasta para el ravioli:
Seguir la receta de pasta de huevo y preparar láminas de unos 4 ó 5 dedos de ancho para recibir el relleno.
Relleno de los raviolis:
Trocear los ajos y ponerlos a dorar en una sartén. Mientras lo hacemos, picar las setas en cuadraditos y añadir cuando el ajo esté dorado. Salar ligeramente y añadir un toque albahaca (u orégano, que también le sienta bien a los platos de pasta). Una vez doradas, retirar del fuego y mezclar en un bol con el jamón en lonchas cortado muy finamente y el queso que habremos rallado.
Una vez preparado el relleno lo montamos sobre una hoja de pasta con una cucharilla de postre, lo cubrimos con una segunda hoja y lo cortamos en cuadrados que sellaremos presionando con los dedos para que no se abran durante la cocción.
Para cocerlos, los sumergiremos 4 minutos en una olla de agua hirviendo con sal y, una vez transcurrido ese tiempo, los pondremos en una fuente alternando capas de la salsa de tomate (sin las costillas) con capas de raviolis.
- Ingredientes (2 personas):
4 huevos.
3 tazas de harina (aprox.)
1 cucharada de aceite.
Sal y pimienta.
Ligar en un bol los huevos con la pimienta y la sal sin necesidad de batirlos. Agregar la harina y mezclar hasta que se despegue de las paredes del bol.
Amasar (añadiendo más harina de la indicada si es necesario) hasta que se despegue con facilidad y esté elástica.
Reservar una hora antes cortar en la forma deseada (fideo, tallarín, masa lisa para ravioli).
Esta pasta, a diferencia de la seca, necesita poco tiempo de cocción. Una vez llevada el agua a ebullición, basta minuto y medio de cocción a fuego vivo (una vez que rompa a hervir de nuevo) para que quede al dente y un minuto más para la cocción óptima.