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Unos macarrones cocidos al dente y luego horneados entre una montaña de queso. Quizás no muy adecuados para comerlos con frecuencia pero si para darse un capricho invernal.
La receta es muy sencilla y puede adaptarse a los ingredientes de los que dispongamos en casa: Se cuecen los macarrones (o una pasta corta similar, estilo fusilii) durante apenas cinco minutos, los escurrimos y los pasamos a un recipiente tipo pyrex, en el que previamente habremos restregado unos dientes de ajo. Allí los mezclamos con una combinación de distintos quesos, previamente rallados, y nata fresca o queso fresco líquido salpimentado y llevado a punto de ebullición. Horneamos durante unos 20 minutos a 175º y finalmente damos un golpe de grill para gratinar y tostar el queso que recubre la pasta.
La elección de los quesos o el uso de nata cambiará radicalmente el plato permitiéndonos jugar con los sabores e incluso con las texturas. Hoy, por ejemplo, tenía gouda viejo, cheddar curado y un queso con trufa de morella que le ha dado un punto francamente sorprendente (sorprendentemente bueno ;) ).
En cuanto a las proporciones de los ingredientes el plato no tiene mucha complicación: Hacerlo a partes iguales de pasta, queso y nata (o queso fresco) garantiza un buen resultado, aunque podemos variarlas al gusto y sólo es necesario tener la precaución de aprovisionarnos de un poco más de queso que rallaremos sobre la fuente antes de meterla en el horno para mejorar la costra durante el gratinado.
En cuanto a las proporciones de los ingredientes el plato no tiene mucha complicación: Hacerlo a partes iguales de pasta, queso y nata (o queso fresco) garantiza un buen resultado, aunque podemos variarlas al gusto y sólo es necesario tener la precaución de aprovisionarnos de un poco más de queso que rallaremos sobre la fuente antes de meterla en el horno para mejorar la costra durante el gratinado.
Los fideos asados o fideos a la plancha son una delicia japonesa cuyo sabor tan característico es, en muy gran medida, el resultado de su condimentación con una salsa de soja tipo worcestershire espesa y dulzona.
Hacía tiempo que tenía ganas de hacerlos en casa (especialmente después de haber probado una especie de risotto condimentado con esa salsa y que me llenó de curiosidad) y hace unos días decidí buscar en mi supermercado oriental de referencia la salsa en cuestión.
Como receta base he utilizado la receta de yakisoba de comerjapones (para qué arriesgarse con otras de menos confianza si sus recetas siempre son buenas) pero adaptándola a los ingredientes que tenía en mi cocina. En paralelo he preparado también una versión vegetariana de fideos a la salsa de soja ya que, desgraciadamente, la salsa yakisoba incluye salsa de ostras lo que la descarta para preparaciones vegetarianas.
Los dos platos, tanto en versión soja como en versión salsa yakisoba han resultado francamente deliciosos y ya han sido convenientemente trasladados a la libreta de recetas, sección Repetir a menudo.
Como siempre, espero que os gusten.
Ingredientes:
- 2 zanahorias ralladas.
- 2 ó 3 hojas de col picadas en juliana.
- 200g de setas shiitake (podemos sustituir por otras más comunes tipo ostra).
- 200g de lomo de cerdo cortado en tiras alargadas.
- 1 cebolla pequeña picada en mirepoix.
- Fideos tipo ramen (de trigo) al gusto.
- Salsa yakisoba.
- Aceite de girasol.
- Semillas de sésamo y alga nori en polvo para decorar.
Preparación:
Salteamos la carne y cuando esté al punto, la apartamos y salteamos las setas. Una vez que estas estén doradas, las apartamos también y salteamos el resto de verduras. Agregamos a la sartén los fideos que habremos cocido por separado, las setas y la carne y añadimos la salsa yakisoba. Al contrario que la de soja, esta salsa es muy espesa (casi un jarabe) por lo que debemos añadirla poco a poco, asegurándonos de que se deshaga bien en nuestra preparación y sin dejar que se queme.
Una vez que la salsa quede bien disuelta y el plato esté aromatizado, retiramos del fuego y emplatamos.
Para decorar usaremos el alga nori en polvo y las semillas de sésamo.Una vez que la salsa quede bien disuelta y el plato esté aromatizado, retiramos del fuego y emplatamos.
P.S. Como os decía al principio, esta es una versión simplificada de la receta de yakisoba de comerjapones pero os recomiendo que os paséis por allí, aunque no dispongáis del resto de ingredientes (bonito seco, jengibre rojo...), porque es una página en la que se puede aprender mucho sobre la cocina y cultura japonesa.
Improvisado plato vegetariano basado directamente en los fideos yakisoba pero en el que he sustituido esta salsa (que incluye ostras) por salsa de soja.
Ingredientes:
- 2 zanahorias ralladas.
- 2 ó 3 hojas de col picadas en juliana.
- 200g de setas shiitake (podemos sustituir por otras más comunes tipo ostra).
- 1 cebolla pequeña picada en mirepoix.
- Fideos tipo ramen (de trigo) al gusto.
- Salsa de soja.
- Aceite de girasol.
- Semillas de sésamo y alga nori en polvo para decorar.
Salteamos las setas con un poco de aceite de girasol (no nos interesa que el aceite de oliva tenga protagonismo) y cuando estén casi en su punto las apartamos del fuego y hacemos lo mismo con las verduras. Agregamos a la sartén los fideos que habremos cocido por separado y las setas que apartamos antes y añadimos la salsa de soja generosamente. Dejamos que reduzca un poco y cuando comience a caramelizar la soja retiramos del fuego y emplatamos.
Para decorar usaremos el alga nori en polvo y las semillas de sésamo.Aunque la lasaña es uno de mis platos favoritos y en casa la preparamos con relativa frecuencia (bien con ragú napolitano de ternera o ragú boloñesa) hasta hoy no se había asomado por deliciosidades.
Y si aun no había aparecido por aquí es porque no acaba de conseguir una versión tan fotogénica como sabrosa. Pero hoy, por fin, he conseguido una lasaña que, fotográficamente hablando, no desmerece el sabor de la misma. Y me alegro de que haya sido esta por varios motivos. El más importante quizás es que esta lasaña, después de haberle dado vueltas a la idea durante mucho tiempo, está hecha con pasta casera fresca.
Obviamente, el hacerla así requiere de más tiempo en la cocina y de cierta planificación ya que en paralelo con la preparación del ragú napolitano de ternera y la salsa de tomate hay que amasar, enfriar, estirar y cortar la pasta.
Os dejo con la receta y, como siempre, espero que os guste.
- Ingredientes:
- Para la pasta fresca:
- 2 huevos.
- 1,5 tazas de harina (aprox.)
- 1 cucharada de aceite.
- Sal y pimienta.
- Para la salsa de tomate:
- 800 g de tomates maduros.
- 2 dientes de ajo.
- Albahaca y tomillo.
- 1 cucharada de vinagre.
- Aceite, sal y pimienta.
- Para el ragú de ternera:
- 500g de carne de aguja ternera.
- 100g de champiñones frescos laminados.
- 1 vaso de vino tinto.
- 1/2 cebolla.
- 2 zanahorias medianas.
- 2 dientes de ajo.
- Aceite, sal y pimienta.
- 1 bola de mozzarella fresca.
- Bechamel.
- Queso Emmental para gratinar.
En primer lugar es necesario preparar la pasta fresca para enfriarla en la nevera y que así sea mas fácil cortarla y preparar las placas necesarias para la lasaña. Aquí sólo tenéis que seguir la receta de pasta casera de huevo pero reservándola ya que, como vamos a hornearla con suficiente salsa de tomate, no será necesario cocerla previamente. De cualquiera manera, aunque con la pasta fresca la lasaña gana muchos enteros, se puede preparar con una pasta seca de calidad y obtendremos un resultado delicioso.
Para el ragú, salteamos ajos y cebollas picados y después añadimos la zanahoria también picada. Cuando empiece a ablandarse, añadimos la carne y los champiñones, sofreímos a fuego fuerte y cuando estén dorados, bajamos el fuego agregamos el vino y lo dejamos consumir lentamente.
La salsa de tomate de Jamie Oliver es sencilla y podéis ver la preparación básica en este video.
Mientras termina la cocción del ragú y la salsa de tomate, podemos cortar la mozzarella en rodajas, precalentar el horno a 200ºC y comenzar la bechamel. A mi me gusta la receta de La cuchara de plata, pero ahí cada maestrillo tiene su librillo, así que dejo la preparación a vuestra elección.
Listos todos los ingredientes, montamos la lasaña en el recipiente en el que la llevaremos al horno. Lo más aconsejable es comenzar por una pequeña capa de tomate (que permita despegarla después y proporcione líquido a la pasta para su cocción) y a partir de ahí iremos completado siguiendo un patrón de: tomate, pasta, relleno y mozzarella hasta llegar a la cobertura de bechamel y queso emmental para gratinarla.
Finalmente, horneamos durante unos treinta minutos a 200ºC.
Lo que sucede cuando te pasas par de horas dándole vueltas a un curry rojo de lentejas o plato indio equivalente (¡maldito Andrew zimmern!) y acabas haciéndole un quiebro, es que te toca improvisar algo rápido pero que esté a la altura culinaria de ese plato que en tu imaginación ya habías bordado.
Esta vez el plato improvisado a cuatro manos ha sido una versión sumamente mejorada de los noodles con calabaza y pistacho en el que las hortalizas, antes de ir al wok ya caliente, han sido escaldadas en caldo vegetal durante unos minutos. En este mismo caldo, y una vez retiradas las hortalizas, hemos hervido los noodles antes de añadirlos al wok para un salteado rápido.
Este pequeño cambio en la preparación ha hecho que las hortalizas estén tiernas por dentro pero aun crujientes, consiguiendo un plato muy sabroso y con una consistencia mucho más agradable e interesante.
Fin de semana de muchos platos nuevos. Tantos tenía en la cabeza, que alguno se ha quedado en el tintero para la semana que viene (no voy a desvelar más pero adelanto que es una especialidad sueca). Para que os hagáis una idea: La comida del sábado fue sashimi de trucha, la cena pizzas caseras y para la comida de hoy, wok de pasta.
Respecto a la receta que os dejo hoy (mañana con más tiempo quizás suba la de la pizza casera) en vez de fideos para noodles pueden usarse (siempre que respetemos los tiempos de cocción) tallarines o espaguetis normales y corrientes y, en vez del wok, una sartén grande y con poco fondo.
- Ingredientes.
- 6 puerros frescos pequeños (aprovechando que están de temporada).
- 1 pimiento verde grande.
- 100 g. de calabaza.
- Un puñado de pistachos.
- Un puñado de dátiles.
- Cuatro cucharadas de salsa de soja.
- 150 g. de fideos para noodles (o el equivalente en otra pasta).
- Un poco de aceite de girasol.
- Sal.
- Preparación.
Lavamos bien los puerros y nos quedamos con la parte blanca desechando las hojas verdes (se pueden guardar para un caldo vegetal). Los cortamos en juliana y lo mismo hacemos con el pimiento. Para la calabaza, desechamos la cáscara y nos quedamos sólo con la pulpa, que haremos dados no demasiado pequeños.
Mientras, en el wok iremos calentando el aceite de girasol. Cuando esté a temperatura de sofreir, añadimos pimiento y puerros. A la vez que vamos haciendo el sofrito, ponemos una olla de agua a hervir (para los noodles) y vamos pelando los pistachos.
Cuando los pimientos empiecen a ponerse tiernos, añadimos la calabaza y un poco más tarde, los pistachos.
Los noodles necesitan poco tiempo de cocción (unos cuatro minutos). Si usamos otro tipo de pasta, tendremos que tener en cuenta este tiempo para tenerlos listos cuando el sofrito esté en su punto. Llegado ese momento, separamos un vaso del agua de hervir antes de escurrir los fideos y en ese mismo vaso de agua disolvemos la salsa de soja.
Añadimos los fideos ya escurridos al wok donde estamos preparado en sofrito y el vaso de la disolución de soja. Una vez bien mezclado y rectificado de sal, añadimos los dátiles y ya está listo para servir.
- Ingredientes.
Para la pasta del ravioli:
Seguir la receta básica de pasta casera de huevo.
Para el relleno:
500 g. de setas.
200 g. de jamón de paleta ibérica.
75 g. de queso de cabra (o parmesano).
2 dientes de ajo.
Aceite, sal, pimienta y albahaca.
Para la salsa de tomate:
250 g. de costillas de cerdo ibérico.
400 g. de tomate frito.
1 pimiento verde para freir grande.
1 cebolla mediana.
Sal, pimienta, aceite y ají (guindilla o cayena).
- Preparación.
Salsa de tomate:
En primer lugar, asar las costillas (yo en realidad lo que hago es reservar en el congelador parte de las que preparo cuando hago barbacoa porque el ahumado de la leña le da un punto muy interesante a la salsa). En una sartén con bastante fondo, preparar un sofrito de pimiento y cebolla y cuando esté la cebolla cristalina, añadir las costillas para que coja el aroma y después el tomate frito con un poco de pimienta negra y ají al gusto. Dejar a fuego lento hasta que consigamos una reducción parcial del tomate y que las costillas hayan dejado su aroma en el mismo.
Pasta para el ravioli:
Seguir la receta de pasta de huevo y preparar láminas de unos 4 ó 5 dedos de ancho para recibir el relleno.
Relleno de los raviolis:
Trocear los ajos y ponerlos a dorar en una sartén. Mientras lo hacemos, picar las setas en cuadraditos y añadir cuando el ajo esté dorado. Salar ligeramente y añadir un toque albahaca (u orégano, que también le sienta bien a los platos de pasta). Una vez doradas, retirar del fuego y mezclar en un bol con el jamón en lonchas cortado muy finamente y el queso que habremos rallado.
Una vez preparado el relleno lo montamos sobre una hoja de pasta con una cucharilla de postre, lo cubrimos con una segunda hoja y lo cortamos en cuadrados que sellaremos presionando con los dedos para que no se abran durante la cocción.
Para cocerlos, los sumergiremos 4 minutos en una olla de agua hirviendo con sal y, una vez transcurrido ese tiempo, los pondremos en una fuente alternando capas de la salsa de tomate (sin las costillas) con capas de raviolis.
- Ingredientes (2 personas):
4 huevos.
3 tazas de harina (aprox.)
1 cucharada de aceite.
Sal y pimienta.
Ligar en un bol los huevos con la pimienta y la sal sin necesidad de batirlos. Agregar la harina y mezclar hasta que se despegue de las paredes del bol.
Amasar (añadiendo más harina de la indicada si es necesario) hasta que se despegue con facilidad y esté elástica.
Reservar una hora antes cortar en la forma deseada (fideo, tallarín, masa lisa para ravioli).
Esta pasta, a diferencia de la seca, necesita poco tiempo de cocción. Una vez llevada el agua a ebullición, basta minuto y medio de cocción a fuego vivo (una vez que rompa a hervir de nuevo) para que quede al dente y un minuto más para la cocción óptima.