He de reconocer que aunque el libro la cuchara de plata me encanta por la variedad y cantidad de recetas que incluye, le encuentro una pega importante y es que a veces estas últimas son casi telegramas y deja bien a la pericia o bien a la imaginación del cocinero datos que pueden considerarse fundamentales (p.e. temperatura del horno, tiempos de cocción u horneado e incluso las proporciones de algunas preparaciones...).
Aun así, como os digo, en él se encuentran fantásticas recetas como la de este sencillo bizcocho de naranja: Dulce, muy tierno y esponjoso.
- Ingredientes.
- 100g de mantequilla.
- 2 huevos.
- 100g. de azúcar.
- 200g de azúcar glas.
- 100g de harina.
- 3/4 cucharadita de levadura en polvo.
- 2 naranjas.
- Preparación.
Derretir la mantequilla al baño maría. Exprimir las dos naranjas (Previamente habremos rallado la piel de una de ellas para aromatizar la masa) y reservar el zumo para añadirlo después a la masa.
En un bol, batir los huevos con el azúcar y la mitad del azúcar glas. Incorporar la mantequilla fundida y volver a batir para, cuando la mezcla esté homogénea, añadir la harina previamente tamizada junto con la levadura. Seguiremos batiendo hasta que la mezcla no tenga grumos y añadiremos el zumo de las naranjas (excepto tres cucharadas, que reservaremos para el glaseado) y la ralladura para aromatizar.
Vertemos la mezcla en un molde que previamente habremos engrasado (o cubierto con papel de horno) y hornearemos a 175º durante unos 20-25 minutos si el molde es bajo (tipo tarta) o unos 30-35 si es alto (tipo bizcochera o plumcacke).
Mientras el bizcocho se hace en el horno, prepararemos con los 100g. de azúcar glas restante y tres cucharaditas del zumo que habremos reservado el glaseado con el que, una vez horneado, lo cubriremos. Una vez cubierto con la glasa, volveremos a llevarlo al horno para caramelizarlo.
Si os pasa como a mi y el glaseado tiene más zumo de naranja de la cuenta y no cuaja mientras lo preparamos, no importa: El bizcocho absorberá la naranja y quedará más jugoso.
Adenda a la receta: Es importante, al preparar el glaseado, añadir el zumo gota a gota al azúcar mezclando bien cada vez, de modo que podamos decidir en qué punto nos gusta la textura. Esto se debe a que, si no tenemos costumbre de trabajar con ella, al azúcar glas no es fácil pillarle el punto y una vez nos pasemos con el líquido, la glasa es muy difícil rectificar.