Lo que sucede cuando te pasas par de horas dándole vueltas a un curry rojo de lentejas o plato indio equivalente (¡maldito Andrew zimmern!) y acabas haciéndole un quiebro, es que te toca improvisar algo rápido pero que esté a la altura culinaria de ese plato que en tu imaginación ya habías bordado.
Esta vez el plato improvisado a cuatro manos ha sido una versión sumamente mejorada de los
noodles con calabaza y pistacho en el que las hortalizas, antes de ir al wok ya caliente, han sido escaldadas en caldo vegetal durante unos minutos. En este mismo caldo, y una vez retiradas las hortalizas, hemos hervido los noodles antes de añadirlos al wok para un salteado rápido.
Este pequeño cambio en la preparación ha hecho que las hortalizas estén tiernas por dentro pero aun crujientes, consiguiendo un plato muy sabroso y con una consistencia mucho más agradable e interesante.
En casa, los #gazpachoday
de esta semana han sido el lunes, el martes y el domingo. Los del lunes
y el martes, dicho sea de paso, con unos tomates de Rota de esos que
apetece comerse recién arrancados de la mata, abiertos por la mitad y
con un pellizco de sal.
Como dato curioso, os contaré que de pequeño no me gustaba el gazpacho. Quiero pensar que el ingeniero que llevaba en mi interior no concebía algo que podía ser una comida o una bebida según la circunstancias. Temas de la
cuadriculación, supongo.
- Ingredientes (aprox. 2 litros de gazpacho):
- 1kg de tomates maduros.
- 1/2 cebolla pequeña.
- 1/2 pepino mediano.
- 1 pimiento verde.
- 1 diente de ajo.
- 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Sal al gusto.
- Preparación:
Cortar todos los ingredientes, añadir al vaso de la batidora y batir hasta que quede una crema muy homogenea y uniforme. (Si, realmente no se puede decir que sea muy complicado de preparar, la verdad). Corregir la acidez del tomate con sal al gusto. Enfriar en la nevera al menos una hora y servir acompañado de hortalizas frescas picadas en daditos (pimiento rojo, pepino,...).
Habréis notado que entre los ingredientes no está (y debería) el pan. Yo no suelo añadirselo a menos que vaya a preparar
salmorejo así que vosotros podéis hacerlo si queréis darle una textura con más cuerpo. Del mismo modo, si os gusta bebido y no en plato, podéis añadir un poco de agua fría mientras está en la batidora y pasarlo después por un colador chino para eliminar los grumos y restos de piel. Es un plato muy agradecido y que admite mil variaciones.