Uno de los blogs que sigo con más fruición (el ¿Te quedas a cenar? de Ibán Yarza) me dejó el viernes con ganas de un buen plato de sopa eslava. Pero ese blog tiene un "problema" y es que en él se habla de lugares, gentes y comidas pero no hay recetas. Así que ayer, antes de irme a la verdulería de los Hermanos Gandullo a buscar remolacha, tuve que realizar un poco de investigación para encontrar una receta que me convenciera.
Y no fue fácil porque el borsch, aunque originario de ucrania y partiendo de la remolacha como denominador común, tiene múltiples variaciones según la zona donde se prepare. Finalmente me decidí por una versión vegetariana (quizás no demasiado
ortodoxa ya que sofríe los vegetales) preparada con patata, cebolla y crema agria.
El resultado final ha sido muy bueno: Una sopa muy sabrosa, contundente (ideal para un día de frío como el de hoy) y el único pero que puedo ponerle al plato es que las remolachas no estaban suficientemente maduras y no han dado al caldo el color púrpura característico de esta sopa.
Antes de dejaros con la receta y aunque ya lo hice en privado, aprovecho ahora para agradecer públicamente a
L'Exquisit la recomendación que hizo la semana pasada de este blog. Gracias Sonia. Como ya te dije, me ha hecho muchísima ilusión.
- Ingredientes.
- 1 manojo de remolacha (aprox. 750 g.)
- 1 litro de caldo.
- 1 patata grande.
- 100 ml. de tomate triturado.
- 1 cebolla.
- 3 zanahorias.
- 1 pimiento.
- 100 ml. de crema agria (o queso fresco batido).
- 1 cucharada de vinagre de vino.
- Aceite, sal, pimienta y guindilla.
- Preparación.
Picamos cebolla, zanahorias y pimiento y sofreimos en una olla a fuego lento. Doramos las verduras ligeramente y añadimos la patata cortada en mirepoix para continuar el sofrito. Cuando la patata comience a pocharse, retiramos parte del aceite (para que no resulte demasiado grasa) añadimos el tomate triturado, removemos bien y dejamos sofreir todos los ingredientes durante unos diez minutos más.
Pasado este tiempo, agregamos el caldo y subimos el fuego para comenzar la cocción. Cuando las patatas estén bien cocidas, las pasamos junto con el resto del sofrito por un pasapuré y la incorporamos de nuevo a la olla para ir espesando la sopa. Salpimentamos al gusto y añadimos un poco de guindilla picante.
Removemos y añadimos las remolachas que habremos pelado y cortado en trozos grandes junto con una cucharada de vinagre. Bajamos el fuego y dejamos cociendo hasta que la remolacha esté bien tierna (aproximadamente una hora). Transcurrido ese tiempo, corregimos la sal si es necesario.
Para servir, llevamos a un plato la cantidad deseada de borsch y añadimos un par de cucharadas de crema agria o de queso fresco batido con un toque de limón o vinagre. El contraste del sabor agrio con el dulce de la remolacha y el salado de la sopa es delicioso.