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Ahora que nadie nos lee, os voy a confesar un pequeño secreto: Aunque lo disimule, soy un goloso redomado.¿Os habéis recuperado ya de tan espectacular y sorpresiva revelación? Bien, sigamos adelante entonces. Soy un goloso y me encantan los gofres (los gofres, los cruasanes, las madalenas, las palmeras de chocolate, las berlinas rellenas y un excesivamente largo etcétera).
Pero hoy nos vamos a centrar en los gofres. En los gofres y en las obviedades. Para hacer gofres hace falta una gofrera. Parece obvio pero, ¿lo es? La gofrera, en esencia, moldea unas cucharadas de masa a un grosor por debajo del medio centímetro en forma de panal y la calienta hasta cocinarla y caramelizarla parcialmente. ¿Qué sucede si te apetece comerte un gofre a una hora intempestiva y no tienes gofrera? Obviamente no vas a poder hacerlos. Pero como no hay cosa más peligrosa que un cocinillas con hambre y tiempo libre para experimentar, hete aquí que la fantástica receta de gofres de Sonia (L'Exquisit) acabó convertida en receta de galletas "gofreras" después de adaptar los ingredientes a los que tenía en la nevera (en casa no uso margarina y la cambié por mantequilla) y pasar por mi horno.
El primer experimento salió bastante rico (unas galletas abizcochadas, muy tiernas) y días después preparé algunas versiones (con canela, con coco, glaseadas,...) con la diferencia de que esta segunda vez si las dejé enfriarse sucediendo algo muy curioso: Pasaron de estar tiernas y abizcochadas a estar crujientes en cuestión de media hora. A ver, los del fondo, menos risas que ya había comentado que soy un goloso.
En fin. Si queréis preparar unas galletas en el estilo de las lenguas de gato con una sencilla receta, tomad nota.
Ingredientes:
- 3 huevos.
- 180 g de harina floja (de repostería).
- 10 g de azúcar vainillada.
- 10 g de azúcar glas.
- 180 g de mantequilla.
- 5 cucharadas de coco rallado fresco.
- Esencia de vanilla.
Preparación:
Ponemos la mantequilla a punto de pomada y la llevamos a la batidora donde la mezclamos con los dos tipos de azúcar y la batimos hasta emulsionar. Añadimos después los huevos y la esencia de vainilla y cuando se haya homogeneizado la mezcla, agregamos la harina tamizada y el coco y seguimos batiendo hasta que tengamos una crema fina.
Precalentamos el horno a 175º y en una bandeja de horno cubierta con papel de hornear preparamos pequeñas porciones de la crema usando una manga pastelera. Ojo aquí porque la masa al entrar en el horno perderá la consistencia y se expandirá mucho por lo que será necesario tener unas cuantas bandejas para hornear de a poco y que las galletas estén separadas entre si.
En el horno las tendremos unos 12-13 minutos (o hasta que se empiecen a dorar) y las dejaremos enfriarse unos quince o veinte minutos en una rejilla para que la textura quede crujiente y podamos apreciar los matices en el sabor. De lo contrario, nos las comeremos calentitas, tiernas y aromáticas y seguro que ninguno de nosotros quiere eso. Ejem.