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Delicioso, de olor fragante, dulzón pero ligeramente salado, lleno de matices. Perfecto para desayuno o merienda, con mantequilla y/o mermelada. La receta, en el libro Hecho a mano de Dan Lepard.
Debo reconocer que la última vez que hice una angélica el aspecto resultante fue muy distinto y es que cualquier cambio en las harinas o en la categoría de los huevos utilizados varía mucho el resultado final de la masa en cuanto elasticidad y facilidad de manipulación y, en esta ocasión, no quedó todo lo elástica que era necesario para poder estirarla bien. Aun así, el sabor de este dulce es fantástico y como se que lo haré de nuevo muy pronto, traeré alguna foto más para que veais el resultado.
Ingredientes.
Para el prefermento.
- 135 g de harina de fuerza.
- 5 g levadura fresca.
- 75 g de agua .
- 400 g de harina de fuerza
- 75 g de azúcar
- 120 g de leche
- 3 yemas de huevo
- 1 c/c. de sal
- 120 g de mantequilla + 50 g para el relleno
- 6 cucharadas de azúcar glas.
- 1 clara de huevo.
- 100 g de pasas.
- Canela y cacao en polvo.
Mezclar los ingredientes del prefermento en un bol y dejar que actúe la levadura por, al menos, un par de horas.
Mezclar el azúcar con la leche, las yemas de los huevos, el azúcar y la sal y batir hasta que quede bien mezclado. Añadir la mantequilla en pomada y, una vez disuelta, añadir la harina y comenzar a amasar. Cuando esté bien amasado, añadir el prefermento y unir las dos masas hasta que quede homogénea.
Cubrir y dejar reposar hasta que duplique su tamaño.
Con la masa lista, la llevamos a la mesa de trabajo y procedemos a alisar el bollo con el rodillo hasta que nos quede un rectángulo lo más fino posible (la masa es bastante elástica y podemos hacerla muy fina). Una vez extendida, la cubrimos con los 50 gramos de mantequilla que previamente habremos derretido y que extenderemos con un pincel hasta pintar la cara superior de la masa. Espolvoreamos un poco de canela y cacao y repartimos las pasas por la superficie. Una vez hecho esto, plegamos la masa sobre si misma haciendola girar dejando dentro el rellno y haciendo un rollo.
Una vez hecho el rollo relleno, lo hacemos girar para estirarlo lo máximo posible y, una vez alcanzado ese punto, lo doblamos por la mitad haciendo una trenza con el mismo. Si la trenza es lo suficientemente larga, la depositamos en el molde en el que la vamos a hornear haciendo un rosco alrededor de un vaso (como si la trenza fuese un donut) que retiraremos justo antes de hornear.
Dejamos la masa madurar otros 20 minutos más mientras precalentamos el horno a 180º y una vez transcurrido ese tiempo la introducimos en el horno donde la tendremos una media hora (hasta que se dore la superficie). En este tiempo, prepararemos una glasa ligera con la que cubriremos la angélica cuando la saquemos del horno y, una vez hecho esto, la volveremos a llevar al horno (ya apagado) para cocinar la glasa.
De entrada, debo decir que no me gustan las torrijas aunque, quizás, sea más correcto decir que no me gustan las rebanadas de pan bimbo ahogadas en almíbar (o en miel aguada) que se suelen vender bajo el nombre de torrijas. Así que esta receta dista mucho de parecerse al ubicuo postre que podéis encontrar durante la semana santa en cualquier cafetería o supermercado e intenta buscar una receta en parte tradicional (ya que son de pan normal) pero también aportando algo distinto (ya veréis porqué en la lista de ingredientes).
- Ingredientes:
- Un pan de molde casero de aprox. un kilo.
- 3 huevos.
- 1/2 litro de leche.
- Aceite de girasol para freir.
- 50 g. Azúcar.
- 1 vaso de agua.
- Azúcar glas (para decorar).
- Canela en polvo (para decorar).
- Canela en rama (para la leche).
- Agua de azahar.
- Elaboración:
En primer lugar herviremos la leche con la rama de canela durante 10 ó 15 minutos sin llevar al punto de ebullición, para que se aromatize.
Una vez hervida la leche la dejamos enfriar y mientras tanto calentaremos el aceite de girasol en una sarten grande. Mientras el aceite se calienta, cortamos el pan en rebanadas de un dedo de grosor. Si seguimos la receta del pan de molde, obtendremos un pan de aproximadamente de un kilo del que podremos sacar unas catorce rebanadas. Una vez cortado el pan, batimos los tres huevos en un cuenco y le añadimos unas gotas de agua de azahar (para eliminar el olor a huevo).
Cuando el aceite tenga buena temperatura, comenzamos a humedecer las rebanadas en leche (no lo suficiente como para que se ablanden) y rápidamente las pasamos por el huevo y las ponemos a freir. Conviene no pasarlas por leche y huevo hasta el instante en que vayamos a freirlas para que no se reblandezcan en exceso y asimismo, al hacerlo de esta manera, podemos ir friendo con tranquilidad para que queden doradas pero sin quemarse. Una vez las tengamos todas fritas, las dispondremos en una fuente grande para barnizarlas ligeramente en un almibar no demasiado espeso que prepararemos con el agua, el azúcar y un poco más de agua de azahar para aromatizarlo.
Justo antes de servirlas, las espolvoreamos con una capa de azúcar glas y un poco de canela en polvo.