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Bizcocho de yogurt, el epítome de la repostería casera. Cuando era pequeño, las tardes de domingo invernales olían a bizcocho de yogurt, a torta de matalauva o a roscos fritos de modo que en nuestro imaginario familiar, este bizcocho de yogurt (o alguna de sus variantes) es lo más parecido que tenemos a las madalenas de Proust.
- Ingredientes:
- 3 huevos.
- 1 medida de yogurt, preferentemente de limón.
- 2 medidas de azúcar (o 1 de azúcar glas y 1 de azúcar granulado).
- 3 medidas de harina floja.
- 1 medida de mantequilla sin sal.
- 1 sobre de levadura en polvo.
- La ralladura de un limón.
Batir huevos, yogurt, azúcar y mantequilla en pomada hasta homogeneizar. Añadir harina y levadura tamizadas y seguir batiendo hasta obtener una pasta cremosa y sin grumos. Verter en un molde engrasado y enharinado y hornear durante 45 minutos a 150º C.
La Tarta Sacher es una delicia vienesa de la que no existe receta "oficial" ya que la familia que regenta el Hotel Sacher y donde comenzaron a producirla nunca la ha hecho pública pero digamos que existen multitud de versiones oficiosas que comparten la misma base: Un bizcocho de chocolate amargo, un relleno de mermelada de albaricoques y ganache de chocolate como cobertura.
Ya he preparado un par de versiones de esta tarta y os recomiendo dos variaciones sobre la receta original: En vez de mermelada de albaricoque, usad mermelada de fresa que contrasta mejor con el chocolate y, aunque en algunas partes os recomiendan añadir 50g de almendra picada para el bizcocho queda bastante más ligero e interesante de textura sin ellas.
- Ingredientes para doce personas:
- 180g de azúcar (90 g de azúclar glas y 90 g de azúcar normal).
- 175g de mantequilla.
- 8 huevos.
- 175g de chocolate fondant (70% cacao).
- 180g de harina.
- 1 c/s levadura química.
- 1/2 c/s vainilla líquida.
- Sal.
- 1 bote de mermelada de fresa.
- Preparación:
Separar las yemas y las claras. Montar las claras a punto de nieve con la vainilla y una pizca de sal y reservar en la nevera.
Fundir la mantequilla y, con batidora de varillas, batir con el azúcar. Fundir el chocolate, incorporar a la mezcla y batir también hasta homogeneizar. Añadir las yemas y batir también.
Agregar la levadura a la harina, tamizar y añadir al cuenco para seguir batiéndola. Una vez esté bien homogénea la mezcla, agregar las claras en punto de nieve y con una lengua de gato, vamos haciendo movimientos envolventes para que se mezclen las dos preparaciones sin que las claras pierdan volumen.
Llevamos a un molde engrasado y en el horno, que habremos precalentado a 175º, horneamos durante 30 minutos.
Una vez listo el bizcocho, desmoldamos y dejamos enfriar del revés (de modo que la cara más plana la usaremos como parte superior de la tarta).
Para la ganache de chocolate, en un cazo a fuego lento calentamos la la nata con la mantequilla, agregando el chocolate y mezclando bien hasta que este último se disuelva completamente y nos quede un sirope.
Enfriado el bizcocho, cortamos por la mitad, lo abrimos y lo untamos de mermelada. Volvemos a taparlo y lo cubrimos con la ganache poco a poco dejando que cubra completamente la tarta como una película espesa. Llevamos a enfriar a la nevera durante unas horas para que la tarta coja cuerpo.
He de reconocer que aunque el libro la cuchara de plata me encanta por la variedad y cantidad de recetas que incluye, le encuentro una pega importante y es que a veces estas últimas son casi telegramas y deja bien a la pericia o bien a la imaginación del cocinero datos que pueden considerarse fundamentales (p.e. temperatura del horno, tiempos de cocción u horneado e incluso las proporciones de algunas preparaciones...).
Aun así, como os digo, en él se encuentran fantásticas recetas como la de este sencillo bizcocho de naranja: Dulce, muy tierno y esponjoso.
- Ingredientes.
- 100g de mantequilla.
- 2 huevos.
- 100g. de azúcar.
- 200g de azúcar glas.
- 100g de harina.
- 3/4 cucharadita de levadura en polvo.
- 2 naranjas.
- Preparación.
Derretir la mantequilla al baño maría. Exprimir las dos naranjas (Previamente habremos rallado la piel de una de ellas para aromatizar la masa) y reservar el zumo para añadirlo después a la masa.
En un bol, batir los huevos con el azúcar y la mitad del azúcar glas. Incorporar la mantequilla fundida y volver a batir para, cuando la mezcla esté homogénea, añadir la harina previamente tamizada junto con la levadura. Seguiremos batiendo hasta que la mezcla no tenga grumos y añadiremos el zumo de las naranjas (excepto tres cucharadas, que reservaremos para el glaseado) y la ralladura para aromatizar.
Vertemos la mezcla en un molde que previamente habremos engrasado (o cubierto con papel de horno) y hornearemos a 175º durante unos 20-25 minutos si el molde es bajo (tipo tarta) o unos 30-35 si es alto (tipo bizcochera o plumcacke).
Mientras el bizcocho se hace en el horno, prepararemos con los 100g. de azúcar glas restante y tres cucharaditas del zumo que habremos reservado el glaseado con el que, una vez horneado, lo cubriremos. Una vez cubierto con la glasa, volveremos a llevarlo al horno para caramelizarlo.
Si os pasa como a mi y el glaseado tiene más zumo de naranja de la cuenta y no cuaja mientras lo preparamos, no importa: El bizcocho absorberá la naranja y quedará más jugoso.
Adenda a la receta: Es importante, al preparar el glaseado, añadir el zumo gota a gota al azúcar mezclando bien cada vez, de modo que podamos decidir en qué punto nos gusta la textura. Esto se debe a que, si no tenemos costumbre de trabajar con ella, al azúcar glas no es fácil pillarle el punto y una vez nos pasemos con el líquido, la glasa es muy difícil rectificar.
Si os pasa como a mi y el glaseado tiene más zumo de naranja de la cuenta y no cuaja mientras lo preparamos, no importa: El bizcocho absorberá la naranja y quedará más jugoso.
Adenda a la receta: Es importante, al preparar el glaseado, añadir el zumo gota a gota al azúcar mezclando bien cada vez, de modo que podamos decidir en qué punto nos gusta la textura. Esto se debe a que, si no tenemos costumbre de trabajar con ella, al azúcar glas no es fácil pillarle el punto y una vez nos pasemos con el líquido, la glasa es muy difícil rectificar.